Maandag 07 Oktober 2013

la avispa asesina

Es una amenaza para el sector apícola y frutícola y puede llegar a medir cuatro veces más que la abeja europea, que es su principal fuente de alimento. Su picadura es especialmente dolorosa para las personas y se ha instalado en Cataluña.
El avistamiento de esta especie invasora proveniente de Asia ha hecho saltar todas las alarmas entre los agentes rurales y los apicultores de la zona. Y les ha puesto en un aprieto: si antes de noviembre no se encuentra y destruye el nido en el que viven estos insectos, las hembras fecundadas en su interior saldrán de su cobijo para crear nuevas colonias en otros puntos de Cataluña.

 “Antes de que acabe el otoño, las más de 200 madres que ahora están germinando en el nido buscarán nuevas localizaciones para hacer nuevas guaridas e hibernar”
 jefe de los agentes rurales de la Garrotxa. Si en menos de un mes, como calcula Vilar, no se halla el nido, el problema podría ser muy grave atendiendo a la enorme capacidad reproductiva de la avispa, que supera los tres centímetros de longitud. Cada hembra reproductora puede llegar a procrear más de 12.000 descendientes.
Voluntarios del sindicato Unió de Pagesos, apicultores y agentes rurales buscan desde el pasado 19 de septiembre el nido de avispas asesinas, aunque en realidad hay quien piensa que no se trata de uno solamente, sino de varios. “Por la gran cantidad de ejemplares que se han encontrado, suponemos que no solo hay un nido; no sabemos muy bien qué buscamos”, reconoce Josep Maria Clarià, responsable del sector apícola del sindicato Unió de Pagesos.

Ante la amenaza de la expansión de la avispa asesina, Àngel Noguer, presidente de la Asociación de Apicultores Gerundenses, que aglutina a más de 150 miembros y “cerca de 20.000 colmenas”, avisa de la peligrosidad de este insecto. “Se alimenta de las abejas autóctonas, que no tienen ningún mecanismo de defensa contra ellas. Si se expanden, será devastador”, advierte Noguer, quien revela que la asociación tiene toda la provincia “llena de trampas para cazar avispas”


Pero el problema más grave, según explican los apicultores, no será la distancia que recorran sino su instalación definitiva: “Si no podemos encontrar un nido en un valle, no me quiero ni imaginar si se propaga sin control por toda Cataluña”, advierten desde la Asociación de Apicultores. Si la peor de las hipótesis se confirma, los daños en las colmenas de la abeja común y, por tanto, en la agricultura que de ella depende para la polinización podrían llegar a ser enormes.

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