Maandag 25 November 2013

RON MUECK




 La muestra del artista australiano, cuyas obras realistas se exhiben por primera vez en América del Sur, convocó en su primera semana a miles de personas en la Fundación Proa, en el barrio de La Boca

Su origen profesional fue en el mundo de los efectos especiales para el cine, trabajando para Jim Henson en películas como Labyrinth (donde llegó a interpretar a uno de los personajes, Ludo) o The Dark Crystal. Sin embargo había dado un paso hacia el mundo del arte aprovechando su talento para desarrollar creaciones plásticas con un realismo sorprendente.
Mueck se mudó a Londres para establecer su propia compañía, creando utilería y “animatronics” para la industria de la publicidad. A pesar de ser altamente detallados sus trabajos, eran diseñados para ser fotografiados desde un ángulo muy específico, ocultando así el desorden de la obra vista desde otro ángulo. Mueck con más y más frecuencia deseaba producir esculturas que se vieran perfectas desde cualquier ángulo.


Una semana antes de su inauguración en La Boca, la muestra del escultor australiano Ron Mueck ya se había convertido en blockbuster: la página web de la Fundación Proa registraba un incremento del 640 por ciento de visitas. En la semana que lleva abierta, sucedió lo previsible: sus inquietantes creaciones desbordaron las salas de la Fundación Proa y convirtieron el estreno en uno de los más convocantes en sus 15 años de historia.
Está claro el interés que despierta ese desconcertante juego de escalas, verosimilitudes e introspecciones en la producción de Mueck, que por primera vez se ve en Buenos Aires. Las nueve obras -de una producción total de 40- llegaron directamente de la parisina Fundación Cartier, donde un récord de 300.000 personas visitaron la muestra. La platea porteña no lo pasó por alto: la fila de gente en la Vuelta de Rocha habla de la fascinación y el asombro frente a esa plasticidad perfecta en la construcción de un espejo inquietante de la existencia, del hombre y su circunstancia.

 





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