Woensdag 11 Desember 2013

EL CÓMIC Y LA GRAN GUERRA

“Cuando dibujas, experimentas las cosas a un nivel mucho más profundo, debido a la manera de habitar la escena. Cuando dibujas habitas cada persona. Tienes que dotar de individualidad a cada figura, sin importar lo pequeños que sean. Les estoy mandando a la guerra y de alguna manera les estoy asesinando. Dibujar una guerra es una experiencia muy íntima”, explica Sacco en el prólogo. Tan íntima que el espacio cambia, el tiempo se altera y unos pocos centímetros de dibujo representan cientos de metros reales. En esos centímetros el horror se destila en leves golpes casi camuflados. Lo peor: el lector se convierte en un buscón morboso. ¿O ya lo era?

No es lo único que ha variado en sus fórmulas habituales. En la nota preliminar del libro reconoce que la Primera Guerra Mundial le interesa desde niño, cuando vivía en Australia y celebraban en el colegio, el 25 de abril, el aniversario de la batalla de Gallipoli, en la que Australia, Nueva Zelanda y británicos lucharon contra el imperio otomano. Era, como vemos, un asunto pendiente, porque dice que le “nubla la visión acerca de la humanidad”. Barbarie contra humanidad, el motivo de todos sus libros hasta el momento.

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