EL CÓMIC Y LA GRAN GUERRA
“Cuando dibujas, experimentas las cosas a un nivel mucho más profundo,
debido a la manera de habitar la escena. Cuando dibujas habitas cada
persona. Tienes que dotar de individualidad a cada figura, sin importar
lo pequeños que sean. Les estoy mandando a la guerra y de alguna manera
les estoy asesinando. Dibujar una guerra es una experiencia muy íntima”,
explica Sacco en el prólogo. Tan íntima que el espacio cambia, el
tiempo se altera y unos pocos centímetros de dibujo representan cientos
de metros reales. En esos centímetros el horror se destila en leves
golpes casi camuflados. Lo peor: el lector se convierte en un buscón
morboso. ¿O ya lo era?
No es lo único que ha variado en sus fórmulas habituales. En la nota
preliminar del libro reconoce que la Primera Guerra Mundial le interesa desde niño,
cuando vivía en Australia y celebraban en el colegio, el 25 de abril,
el aniversario de la batalla de Gallipoli, en la que Australia, Nueva
Zelanda y británicos lucharon contra el imperio otomano. Era, como
vemos, un asunto pendiente, porque dice que le “nubla
la visión acerca de la humanidad”. Barbarie contra humanidad, el motivo
de todos sus libros hasta el momento.
Geen opmerkings nie:
Plaas 'n opmerking